por Rubén Carty Lowe
Periodista Independiente
Director de la Agencia de Prensa en Pos de la Democracia
28 de Octubre del 2009
El opositor cubano, no asalta cuarteles militares, menos un hospital, aún así hay prisioneros por decir lo que sienten, por estar en desacuerdo con la militarización, por leyes que van encontra de la lógica, decisiones arbitrarias, protestar de lo que creen irracional, oponerse al fusilamiento, la permanencia del gobierno autocrático, anciano y fuera de contexto. Muchos del pueblo comentan: para tumbar a este gobierno hay que hacer lo mismo que hicieron ellos, ya que no quieren soltar.
En agosto de 1994 una buena parte de la barriada de Centro Habana, Municipio Capitalino, salió hambrienta y desorganizada reclamando alimento y libertad. otra masa militar con uniforme de constructor le salió al paso como contra partida. provocando intencionalmente el famoso éxodo conocido como “los balseros”. Se sabe que todo tiene límite y fin; pero que sucedería si los opositores deciden asaltar los mercados de alimentos, con el único objetivo de dar de comer al pueblo hambriento. La represión a los valientes osados sería inmediata, abusiva. Tal vez, una vez más, “como escarmiento” el conocido fusilamiento o los 30 años de prisión. Lo que no se podría saber cuál sería la reacción del pueblo en esta ocasión.
El gobierno conmemora y presenta como acto heroico el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, mas el del hospital, por cierto, ya no mencionan los dos últimos. Asaltar y asesinar es violencia. El opositor cubano quiere dialogar, convencer pacíficamente. El Movimiento Línea Pacífica Democrática presenta como escudo a Martin Luther King y a Mahatma Gandhi. No quiere violencia, desea prestar servicio al pueblo humilde. Haciendo colchones y reparar zapatos sin cobrar la mano de obra.
Los asaltos, hasta en los deportes como el boxeo son crueles y sanguinarios. Da para pensar y meditar, que el gobierno que conduce el futuro de los cubanos, que dicta hasta lo que hay que hacer, decir y no decir; fue asaltante, repartió armas por todo Centro América, asesoró militares, preparó guerrillas, prestó ejércitos, y aún así se hace llamar socialista y es capaz de presentar informes que manifiestan la no-violación de los derechos humanos en Cuba.
Es imprescindible, escribir que los cuarteles militares no solo se mantuvieron sino que se multiplicaron en lo que llamaron unidades militares, ubicadas en las afueras y entradas de cada asentamiento humano. Estos albergues de soldados improductivos, pierden dos años de su juventud cuidando todo tipo de armamento obsoleto o las famosas reservas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; que espera desde hace cinco décadas, el ataque de los Marines de Estados Unidos de Norte América. Una historia muy hábilmente utilizada por los medios de difusión para pedir sacrificios a un pueblo que quisiera ver todo ese arsenal de hierro y acero convertido en clavos y vigas para construir o reconstruir sus viviendas desbastadas por los Huracanes Gustav, Ike y Paloma.
Reiteradamente, hasta el agotamiento, presentan estadísticas, como: en 50 años de bloqueo, Cuba a perdido decenas de millones, por solo citar una, pues sería tedioso repetir lo mismo. Interesante debe ser, cuánto ha perdido Cuba comprando a los Rusos tanques, aviones, fusiles, cañones, vehículos para la guerra, y el combustible que cada año se consume en las maniobras militares. Cuánto ha perdido en la construcción de túneles, búnkeres, movilizaciones, confección de uniformes y, el valioso tiempo que se perdió.
Los exiliados de Cuba son millones, los que quieren exiliarse millones también. De momento, como por arte de magia, aparecen nuevas vías de escape: Ecuador, Nicaragua, Chile, Venezuela y Bolivia. ¿Será una nueva válvula de escape para que la olla no explote? ¿Quizá una nueva estrategia? La realidad Cubana ha ido cambiando imperceptiblemente, pero esos cambios no son los que quiere el pueblo, el Cubano prioritariamente quiere tomar su leche de vaca, comer su carne y disfrutar de su queso. Quiere viajar y regresar, sin que su casa sea confiscada, quiere disfrutar de todo lo que cuenta el familiar que visita su isla, que sufre al ver que ha empeorado la situación. La charla de la que visita se fundamenta en que persiste el empobrecimiento y la pésima alimentación, el atraso general de la tecnología, el precario transporte y, la no-venta, de todo lo que sí es vendible en donde reside el familiar. impresionando el internet y el teléfono celular, como algo normal y natural. Esta conversación familiar invita de por sí, a huir desesperadamente, amén de arriesgar la vida.
La oposición al gobierno suma miles, pero como es amenazada, teme y no se incorpora, aunque cada día que pasa ve con admiración a los grupos de derechos humanos, que no roban ni matan, ni asaltan. Comenzando a ayudarlos en silencio o disimuladamente. Entonces se conocen los cientos de grupos que han perdido el miedo y dispuestos a dar su vida exigen libertad y democracia, de forma pacífica sin asaltar ni a la sombra.
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